domingo, 3 de marzo de 2024

AGOSTO EN CHAMONIX 3 Grevolle Direct, 300 m, 6b, Barrage d´Émosson

 

Cara SE Pta Vouilloz
Papila en Grevolle Direct

 

AGOSTO EN CHAMONIX 3

Días de ocio (y mecánica) en el Valle.



Grevolle Direct, 300 m, 6b, Barrage d´Émosson

Tras nuestra escalada expres-estress a la Aig. du Midi, toca ocuparse de la furgo. Pasaremos la mañana siguiente recorriendo ferreterías en busca de herramienta, y una pequeña sargenta metálica que encontraremos nos será de gran ayuda.

Marcos había quedado en preparar una paella para Eva y sus allegados, y finalmente será esta tarde en el pequeño jardín de Carlos. Carlos vive de alquiler en un pequeño chalet a apenas 200 m de nuestro parking-campo base. En realidad se trata de un antiguo pajar rehabilitado, una de esas pequeñas construcciones de oscura madera de pícea de una planta tan comunes en la Saboya y en el Valais.

Ayudo a mis compañeros a descargar la paellera, el fogón y la bombona de butano que Marcos guardaba en su autocaravana (es increíble la de cosas que acarrea), y luego me despido para una rápida visita a la Feria del Libro de Montaña de Passy. La verdad es que me decepciona un poco, nada que ver con la variedad y oferta de hace 10 ó 15 años. Pero en los puestos de un par de libreros de viejo encuentro dónde saciar mi ansia coleccionista.

Un par de horas más tarde estoy de vuelta en el jardín de Carlos, sentado a la mesa alrededor de la paella. En un momento dado aparece Lucía, la hija de Papila. Está trabajando a saco llevando grupos al Tour del Mont Blanc, ahorrando dinero para marchar a Patagonia este invierno. 33 años, guapilla, y fuerte, muy fuerte. Entre otras cosas, escalará la Supercanaleta al Fitz-Roy.

Un aguacero nos hace refugiarnos en el microporche del chalet. Lucía marcha a cenar con unos amigos, nosotros alargamos la velada hasta que la última botella de vino se termina…

Día siguiente, a media tarde. La tensión crece alrededor de la furgo de Papila. Hace un sol de justicia, otra ola de calor se ha instalado en el Valle. 30ºC, y ninguna sombra en el parking. Marcos ha desmontado unos manguitos para trabajar con más facilidad, pero aun así, asomado al capó de la furgo, apenas llega a la bieleta de la palanca de cambios. Pronto tiene las manos negras de grasa. Son tres la piezas que hay que montar y embutir una dentro de otra. Gracias a la sargenta metálica, las dos primera ceden rápido pero la tercera se resiste.

El tiempo pasa, los intentos se suceden, siempre infructuosos. Hay que cambiar de táctica. Marcos, habitualmente tan locuaz, permanece silencioso, concentrado y diría que sombrío. Papila hace palanca con un formón para sujetar las piezas, que finalmente Marcos intenta embutir a puro huevo, presionando con sus dedos. Yo estoy dentro de la furgo, sujetando la palanca de cambios para que no se mueva, sintiendo la presión de las manipulaciones de mis compañeros.

El tiempo pasa, la tensión crece. Silencio. Parece que todo es inútil, sin herramienta apropiada. En un taller, para un mecánico sería coser y cantar.

Y de repente Marcos rompe a soltar palabrotas a voz en grito. ¿Qué ha pasado? ¿Se ha roto algo grave?

Nada de eso ¡Las piezas han encajado! Tras un momento de desconcierto, esperamos que Marcos descanse. ¡Está como si hubiese encadenado un 7b! Después nos apresuramos a probar la furgo: las marchas entran, todo va bien!! A Papila, que llevaba días agobiado por la incertidumbre respecto a la furgo, se le cambia la cara. Los próximos días, Marcos lucirá un hermoso moratón fruto de la presión del antebrazo contra el borde del capó.

Por fin podemos volver a pensar en la montaña. A mis compañeros les hace mucha ilusión subir al Dru, cuya afilada silueta contemplamos a diario. Yo preferiría apurar las condiciones en altura mientras duren, en la travesía Rochefort-Jorasses, por ejemplo. Pero visto el curro que se ha tomado Marcos con la furgo, y dado que no tiene botas apropiadas, ni lo planteo. El Dru está bien.

……………

Marcos ha pasado una mala noche. Es un tío muy familiar, y por las noches acostumbra a tener largas conversaciones con su mujer. Ayer compartió con ella los planes de ir al Dru, y la mujer, tras una rápida búsqueda en internet, quedó horrorizada por las referencias a dificultades extremas y a sucesivos derrumbes. A Marcos se le ha contagiado su inquietud y está hecho un mar de dudas. Para cuando como de costumbre compartimos un café a las 8 de la mañana, lleva varias horas mirando blogs y previsiones meteorológicas que no hacen sino reafirmarle en sus temores. Hoy íbamos a subir a la Charpoua. La previsión es la habitual, posibles tormentas a última hora, pero está claro que para Marcos hoy no es el día. Conclusión: a menudo dar demasiada información a quien no sabe cómo valorarla es un error. ¡Bendita ignorancia!

Finalmente cancelamos la reserva para La Charpoua y nos dirigimos hacia esas paredes de camino a las cuales la furgo nos dejo tirados. Pasamos la muga con Suiza y en Finhaut tomamos el desvío al Barrage de Émosson. A bordo de nuestro tanque (7 m y 4.5 toneladas de autocaravana) ascendemos lentamente la estrecha y empinada carretera, creando una cola respetable…

Llegamos así a un paraje espectacular. Estamos a 2000 m, en el extremo NE de las Aiguilles Rouges, con todo el macizo del Mont Blanc ante nosotros. Dos grandes parkings, un restaurante con una amplia terraza con vistas abarrotada de turistas al sol, una pequeña caseta de información. Una espectacular tirolina, un trenecito que sube desde el valle, senderos balizados que en dos o tres horas conducen a yacimientos de huellas de dinosaurios, grupos de ciclistas para los que esta dura subida parece ser muy popular… Incluso hay una vía de escalada a base de presas artificiales en la pared vertical o ligeramente desplomada del embalse. 150 m entre el 6b y el 7ª, se dice pronto. Total, que hay un buen circo montado aquí.

Cae la noche y fiel a mi costumbre vivaqueo fuera. Tal y como la previsión anunciaba, el cielo se cubre y en algún momento el fulgor de los relámpagos ilumina en la lejanía la oscuridad, pero finalmente no llueve. Eso sí, sin la protección de mi pícea, la funda de vivac amanecerá perlada de rocío.

……………

Al día siguiente a eso de las 9h ya estamos en marcha hacia las paredes del Grand Perron. El día ha salido espectacular, yo voy en pantalón y manga cortas, con zapatillas de trekking. Cruzamos la pared del embalse y siguiendo una GR atravesamos un hombro hacia la izqda. La aproximación es evidente, allí está nuestra tapia, vertical y monolítica, la cara SE de la Pte Vouilloz, 2672 m. En hora y media estamos en la base.

La pared ofrece 300 m muy verticales y mantenidos, salvo el zócalo y la salida. Abundan los largos de 6c y 7ª y la verdad es que ninguna línea parece cómoda. Pero según el croquis hay dos vías en las que podríamos entrar, entre el 6ª y el 6b. Para cuando llegamos, hay ya cuatro cordadas en la pared. Dos de ellas están en una de ellas, la de la izqda, y además parecen lentos, así que vamos a la otra, Grevolle direct. Tenemos suerte, la cordada que nos precede va como un tiro, y en el 2º largo se desvía a otra línea de 7º. Genial.

Todas las vías están equipadas y son rappelables, es como si estuviéramos en Riglos o en Vilanova de Meiá. Solo que cuando en la reunión uno se relaja y mira hacia el valle, se le ofrece el incomparable panorama de espolones y glaciares que desde las Aig. Dorées se estira hasta la Aig de Goûter, pasando por la Verte, el Tacul y el Mont Blanc. La nieve recién caída aun blanquea neveros y glaciares, pero nosotros escalamos con una lifa merino manga larga, sin necesidad de jersey ni cortavientos, al igual que hace unas semanas en Picos de Europa.

Como se intuía, la escalada es mantenida y vertical, aunque nos va dejando pasar en libre. No se trata de granito, sino de gneis, y la verdad es que algún largo de 6ª/6ª+ me parece más duro que otros de 6b. Finalmente, necesitaremos poco más de 4 h y media para ascender los 10 l de vía        . Nos saltaremos el último, tumbado y de IV, que promete atascar las cuerdas al bajarlo. Los rappeles nos llevan una hora, en 7 tiradas estamos junto a las mochilas, y tras 9 h de actividad y una bonita escalada, estoy “duchándome” y afeitándome en la fuente-abrevadero del parking. A gusto con la actividad, pero por otro lado con la sensación de no haber venido a los Alpes para este tipo de escalada.

Ya que estamos aquí, no me importaría vivaquear en el col de Montets      para escalar mañana en la Aig de Praz-Torrent la superclásica Parat-Seigneur, pero mis compañeros no están por la labor. Así que regresamos a Les Tines.

Grevolle Direct, 300 m, 10 l, 6b, 13 expresses y unos tótems txikis que no usaremos.                                                                                                                 

Patxi Aiaratik

Dru, Verte y Chardonnet desde el pantano











Vertical y compacta



Uno de los 6b




 


 



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