Camille, 2011 |
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LO MEJOR DEL OTOÑO
Harrimiña, Zuriza
Por distintas razones, este otoño no me ha sido posible escalar en el alto Pirineo. Las hermosas placas y fisuras graníticas de Néouvielle, Bachimaña o Larribet tendrán que esperar. Pero al menos, uno puede deleitarse en el recuerdo de lo que sin duda ha sido lo mejor del otoño: Harrimiña.
Zuriza, maravilloso amasijo de roquedo, cañones y bosques que nunca defrauda. ¡Qué hermoso es contemplar desde una reunión el follaje del hayedo enrojecido, salpicado aquí y allá del amarillo de tilos y arces! Zuriza y sus paredes son para nosotros un lugar querido, casi como jugar en casa. Alli está el memorial de Txomin, nuestro hermano.
La primera semana de octubre las hayas aun están verdes. La noche ha sido fresquita, pero el sol hoy calentará de lo lindo, y los dos litros de agua que llevamos se quedarán cortos. Acabaremos el día con calambres en los brazos, indicador de la intensidad de la pelea que nos espera. Pues hoy es un buen día para saldar una cuenta pendiente.
Desde que se estrenó abriendo la Urdaburu al pilar de Espelunga, Luzio ha ido dejando a lo largo de los años un ramillete de buenas y bellas vías en este valle. Poco a poco las hemos ido recorriendo, pero aun nos quedaba una, y no precisamente de las más cómodas: Harrimiñe. A las 10 de la mañana, con la pared ya al sol, empezamos la escalada. Un poco tarde en realidad. Es lo que tiene el llegar a altas horas al vivac.
La vía resulta ser dura, vertical y muy mantenida. Por otro lado, Juan está en un momento de forma óptimo, y dejando aparte el tramo de A1, liberará toda la vía salvo un reposo en el 6c del primer largo. Yo no estoy tan fuerte, tendré que acerar en ese primer largo, además de reposar en ese maravilloso e interminable diedro del 4º largo, 45 m de 6b+, según Luichi. Pero me quitaré la espina sacando en libre los largos 6º y 7º, unos buenos 40-45 m de 6b. El 8º largo marca 6c, se ve más fino y menos atlético. Pese a los calambres en los brazos, Juan consigue liberarlo, y lo más sorprendente es que yo también, gracias a ir de segundo y a la posibilidad de algún reposo natural. Un largo precioso, por cierto. Acabo tan cansado que debo tomarme cierto tiempo antes de acometer el último largo, que por suerte resulta ser más sencillo de lo esperado.
Salimos de la pared agotados, deshidratados, y exultantes. Como siempre que llego aquí arriba, no puedo evitar un cariñoso recuerdo a Carlos el escocés, cómo disfrutó en la vecina Camille, lo bien que lo pasamos los tres. Descendemos pues felices y sedientos, y nos arrojamos al primer reguero de agua que nos sale al paso.
Harrimiña está bastante equipada, y apenas usaremos material. Los camelots grandes, 3 y 3,5 sobran. Discurre por un paño muy cercano a Camille, y se comenta que es algo más dura que ésta, lo cual podemos confirmar. Pero ofrece una escalada espectacular. Salvo el primer largo, las dificultades no es que sean pasos bestias, sino que es cuestión de continuidad, de dosificar y usar bien los pies para reservar brazo en esas hermosas singladuras de más de 40 m… Una vía atlética y técnica a la vez.
Pues ya está, las hemos escalado todas, al menos las de Zuriza. Pero son tan buenas que no sería raro que volviéramos para repetir las que aun no hemos repetido… Y aun nos queda alguna vía de Luzio en el valle de Hecho por repetir.
Curiosamente, tanto a Juan como a mí se nos olvido llevar la cámara. De modo que las fotos corresponden a otras visitas.
Harrimiña,300 m, 9 largos, 6b obl, 6b+/A1
Patxi Aiaratik
Urdaburu, 2014 |
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