miércoles, 27 de marzo de 2024

INVIERNO LEJANO, 2. Cuando casi abrimos vía…Capricho de invierno a Punta Fetas.

 

 

Txingu en el primer largo

La fina goulotte a la derecha

 

INVIERNO LEJANO, 2.

Cuando casi abrimos vía…Capricho de invierno a Punta Fetas.

Una semana después del Taillon, las condiciones en el Piri siguen siendo óptimas. Poca nieve en altura, pero durita y bien helada. Por contra, por debajo de los 2000 m apenas hay nieve, y por lo tanto tampoco fusión ni hielo de cascada. El primer muro de Gavarnie no existe.

La norte del Taillon me dejó tan buen sabor de boca que mi primera idea es visitar a su vecina, la norte del Gabietous. Pablo marchará con Gontzal a la cascada del Lac Vert, que escalaran en una jornada de largo pateo. Txingu está libre, y hablamos de aproximar por Bujaruelo. Será también una soberbia calcetinada, pero eso es lo que hay.

Y de repente aparecen un par de piadas interesantes allí por Lizara. Parece ser que en la punta Fetas, junto al Bisaurín, acaban de abrir un corredor en homenaje a Julio Armesto, recientemente fallecido. Tuvimos la suerte de conocerle hace unos años en Aniés, y sí que me apetece recorrer “su” vía. Además, con el cambio de planes quemaremos menos gasolina. Txingu está de acuerdo.

Esa noche, tras vislumbrar no uno ni dos, sino tres corzos en la subida desde Aragüés, dormimos en el parking del refugio de Lizara (1540 m), entre otras furgonetas y alguna autocaravana. La nieve brilla por su ausencia, está por encima del collado Foratón. La noche será tranquila salvo por unos gilipollas que llegan a las tantas con música heavy a todo volumen.

Ponemos el despertador a las 6: 30, y a las 7:15 estamos en marcha. Hicimos la mochila ayer en Verdún, antes del café: dos cuerdas, 7 expreses (dos disipadoras), 5 tornillos (4 cortos) y unos cuantos fisus y friends, aliens incluidos, hasta el C2. Tres pitones por si acaso, y muchas cintas. Hora y pico antes de nuestra partida, hay bastante meneo de cordadas en la oscuridad, imagino que en ruta hacia el corredor NE del Bisaurín. Entre ellos, los gilipollas de la víspera, de nuevo con la música a tope. Sin comentarios.

¿Dónde está la nieve? El paisaje se ve reseco, herbazales marrones y el verde oscuro de los pinos silvestres bajo el roquedo. Siguiendo la GR en un flanqueo ascendente cruzamos el pinar y vamos entrando en el barranco de Bernera. Pronto estamos en la cabaña de los Forestales, a 1970 m, junto a otra cordada que va al Bisaurín. Ni rastro de nieve.

Cruzamos la brecha y nos plantamos en Plana Mistresa. ¡Hermoso paraje! La primera vez que lo ví, camino del col de Secús, tenía una aire ártico, como de otra era geológica. Solo faltaban los mamuts… Ahora es una pradera triste y gris por donde serpea un arroyo. Pero girando hacia el Oeste y ganando altura hacia el collado por fin aparece la nieve, primero en manchas discontinuas que esquivamos por la pedrera, pues está dura como el hielo.

A cota 2150 m o así no queda otra que ponerse los crampones. En apenas unos minutos el carácter del paisaje ha cambiado radicalmente. Ahora estamos inmersos en una hermosa postal alpina, un terreno de espolones rocosos y neveros que cierran un valle de origen glaciar. La ascensión al col de Secús requiere superar tres escalones y pensamos que nuestra vía debe estar a la altura del segundo, a la par del desvío de la huella que sube al Puntal de Secús. Una vez allí, dejamos las mochilas ocultas entre bloques y nos desviamos un poco para situarnos. Se supone que a la derecha de la vía discurre otra, más antigua  y sencilla, abierta por Alberto Urtasun.

Vemos un corredor, y a su izquierda una estrecha línea de hielo. No se parece demasiado al corredor Armesto, pero se ve bonita y atractiva. Hacia allá nos dirigimos, por pendientes nevadas con algún tramo a 50 º que nos dejan en una especie de terraza colgada. Desde aquí podríamos tirar a la derecha a seguir el corredor, que aparentemente podría ascenderse sin cuerda. Justo encima nuestro, hay un chimenea vertical e impresionante que haría las delicias de los escaladores escoceses, y a su izquierda, nuestra línea, un hilito helado que se estira por una falla de la pared.

Al igual que la semana pasada, las condiciones son inmejorables. Nieve más que helada, afloramientos de hielo a veces. No es terreno para resbalarse. Montamos una cómoda reunión en unos bloques y arranca Txingu por las rampas heladas que van ganando inclinación (55-65º ) según se acercan al comienzo de la goulotte, donde montamos otra buena reunión en roca. A todo esto, varias marcas de puntas de crampones en la nieve helada nos indican que no somos los primeros en pasar por aquí.

El segundo largo es una bella canal helada de unos 50 m de longitud y a veces uno de anchura. El fondo de la goulotte presenta hielo suficiente, así que se protege bien con tornillos y algún friend. De nuevo veo señales de paso, algún agujero de tornillo. El hielo es sano, pero está como fracturado, formando escalones, así que la escalada es cómoda y gozosa. Tras unos primeros metros a 80º la goulotte tumba un poco, pero sigue igual de estética hasta que casi a tope de cuerda se abre y me permite montar otra reunión en roca.

Aseguro a Txingu que sale de la goulotte encantado por la escalada, y en un pequeño hombro recogemos el material. Han sido dos largos muy bonitos, 100 m en total, mas otros  100 del corredor de entrada. Pero todavía nos faltan otros 100 o 150 m por palas heladas pero cómodas y al final rocas verglaseadas hasta la cima de Punta Fetas (2539 m). No parece que hayamos acertado con el corredor Armesto, pero lo que es seguro es que hemos escalado una bonita línea que nos hubiera gustado abrir. Pero aunque no hay material abandonado, sabemos que hemos seguido el rastro de otra cordada.

Alcanzamos el col de Baste (2487 m) entre Fetas y Bisaurín, marcado por una curiosa dolina o depresión, y descendemos por las inclinadas pendientes que nos llevan de nuevo hacia la Plana Mistresa para recuperar las mochilas. De nuevo en la borda de los Forestales, asistimos a un festín de buitres allá arriba en una ladera. Tal vez una carroña de sarrio.

A las 15:15 estamos de vuelta en Lizara, tras 8 h de actividad y 1000 m de desnivel, sazonados por una bonita e inesperada escalada de dos largos ventilada en cosa de una hora. Muy contentos por cómo ha ido el día, pero yo al menos un tanto mosca, deseoso de saber qué hemos escalado exactamente.

Un par de días después el misterio se resuelve. En efecto, el corredor Armesto está bastante más a la izquierda (abajo), y quedará para otra ocasión. Al parecer, hemos hecho la primera repetición de “Capricho de invierno”, línea abierta por Pablo Brun y Xabier Albizu pocos días antes de nuestro paso. El Pirineo más occidental no deja de sorprendernos.

Capricho de invierno, 150 m, D, 2-3 largos, max 80º.

Patxi Aiaratik

Entrando en Plana Mistresa



Al fondo el collado Secús

Intuímos algo

Primeras palas

La profunda chimenea

Entrando en materia




Txingu en la reunión


Empezando el 2º largo







Mirando al Bisaurín


La línea



Caseta Forestales








martes, 12 de marzo de 2024

INVIERNO LEJANO, 1. Norte del Taillon.

 

 



INVIERNO LEJANO, 1.

Norte del Taillon.

Finales de enero, apenas hay nieve en el Piri y las temperaturas son más que primaverales. ¡Qué lejano parece el invierno! A mí me urge estrenar mis botas de alpinismo, las viejas pasaron a mejor vida este verano en Chamonix. Algo habrá que hacer.

Se instala un potente anticiclón, pero apenas hay materia prima, salvo en cotas muy altas. El primer muro de Gavarnie está seco, pero como era de esperar las goulottes del Taillon están en condiciones. También llegan noticias de la zona de Vielha. Planeo con Txingu una escapada hacia allí, pero la gripe nos lo impide.

Y por fin, una piada prometedora de la cara Norte del Taillon. Hablo con los amigos y Pablo responde enseguida. Ya sabía yo que le tenía ganas… Gontzal también nos acompaña. Él prefiere darse una vuelta con los esquís de travesía pero nos dará soporte logístico, lo que siempre es de agradecer, je je.

A las 6:40 arrancamos la pateada desde el parking de Especières (1650 m). La noche es clara, hay luna llena y avanzamos sin frontal. La visión de las pistas de esquí prácticamente sin nieve es penosa, pero nos facilita la marcha. La poca que hay está transformada y helada, pronto ponemos los crampones. La zona próxima al col de Bujaruelo (2270 m) es una auténtica pista de hielo, pero a partir de aquí la montaña luce hermosa, blanca y resplandeciente al sol matinal. Está saliendo el sol.

Por delante nuestro, bastantes cordadas se afanan en el cono de acceso al glaciar de Gabietús. La mayoría vienen de Aragón por el col de Bujaruelo, y nos llevan una buena hora de ventaja. ¡Vaya madrugón! En la cara N del Taillon, una cordada ya ha entrado a la vía y otra se está acercando a la base. Seguimos sus huellas, y la aproximación es cómoda.

Son las 9:30 cuando entramos en la vía. Nuestras mochilas son ligeras. Llevamos 6 expreses (dos disipadoras), 5 tornillos (4 cortos), tres pitones, unos pocos fisus y friends y un ancla cada uno. Solo llevamos una cuerda.

-          ¿Qué tal lo ves, Pablo? ¿Vamos sin cuerda?

Las condiciones son óptimas, nieve helada con una ligera huella apenas esbozada. Enseguida, en el corredor de entrada tropezamos con un resalte más pino, unos 60 o 65º de nieve más dura en la que solo entran las puntas. Cuic, cuic. Crampones y piolets muerden de maravilla. La temperatura es también ideal, fresquita, sin más. De hecho, empezamos la escalada con los guantes de aproximación, aunque tras 100 m de pared paramos en una repisa para cambiarlos por otros más calientes.

…………………

Tengo un vago recuerdo de mi primer contacto con esta vía, hace… ¿40 años? Fue durante una fastuosa Semana Santa en la que también ascendimos el Swan y la Norte del Perdido, con vivac en Tucarroya. ¿Qué botas llevaba? ¿Tal vez esos tochos Cabrit de cuero que ahora almacenan polvo en un apal del garaje? ¿Qué ropa llevaría? Yo creo que no iba con el “libertario” de lona azul, símbolo de una época. Tendría algún forro polar por aquel entonces? O tal vez iba con jersey de lana bajo el “canguro doble” que por entonces nos parecía lo más de lo más. Lo que sí recuerdo es que crampones y piolet eran de la soci. Un único piolet, de esos hermosos y venerables con mango de madera, similares al “Super Conta” que hace un par de años me traje de un mercadillo en Chamonix, y que ahora adorna la chimenea. ¿Cómo estaría la pared? Tengo vagos recuerdos de nieve blanda, pero cómoda para ascender, sobre todo con la huellas hecha. Creo que pasamos un pequeño resalte en roca. ¿Fue allí donde metimos un pitón, o aquello fue en la norte del Anayet? Estábamos Juan, Txingu y yo, y un amigo de Donostia que tras la paliza del Perdido decidió no venir. No tengo fotos de aquella época, no tenía cámara, y esa es una de las razones que me hacían desear volver.  La nostalgia es tal vez cosa de la edad. ¡Con qué alegría volví a recorrer la Norte del Anayet con el siempre añorado Scottish Carlos! Y además le añadimos una entrada de los más picante…

En lo que a Pablo respecto, imagino que sus ganas vendrán de tratarse de una de las Cien mejores.

En 40 años han cambiado muchas cosas. Ha cambiado el material, así como los gustos y preferencias de los escaladores. Una serie de accidentes han contribuido a crear una cierta leyenda negra en torno a esta pared. En efecto, si las condiciones son malas, si la nieve está avalanchosa, o si una ligera capa de nieve polvo recubre una base bien helada, puede ser un terreno muy peligroso. Pero hoy no hay nada de eso, solo una noble rampa helada. Eso sí, no hay que tropezar, pues la autodetención sería imposible.

Hoy este tipo de vías no son muy populares, la gente prefiere las cascadas, más difíciles pero de mejor protección, o corredores más encajados que permitan protegerse en roca. Y sin embargo, son estas líneas de nieve helada las que vieron nacer el alpinismo, con sus interminables hileras de peldaños tallados a golpe de piolet… El patio está en ellas bien presente, y presentan un carácter muy particular. Y esa es la otra razón que me impulsaba a volver. ¡Cómo resistirse a la belleza de esta pared trapezoidal, a la magia de estas rampas de roca mediocre que el invierno convierte en estéticos toboganes donde uno juega a dibujar trayectorias que te conduzcan hasta la cima sin dejar la nieve, sorteando las barras rocosas!

………………

Subimos a buen ritmo, alternando rampas a 45º con resaltes más pendientes, algunos de ellos en hielo. Esa será la tónica en toda la ascensión. A media pared llego a la altura de la cordada que nos precede. Ellos suben a largos, protegiendo a veces las rampas con estacas, de manera rápida y eficiente. Por un momento dudo si adelantarles, pero finalmente espero a Pablo, que se ha retrasado un poco.

A partir de ahí sacamos la cuerda. En tres largos ensembles llegamos a la cresta muy cerca de la cima, montando reuniones en roca y protegiendo a veces los resaltes con tornillos cortos. Hay que admitir que las pausas  en las reuniones son de agradecer. En total, serán 8 resaltes de 60-65º, alguno tal vez de 70º, de ellos dos o tres de hielo.

Son las 13:15 cuando Pablo sale de la sombra de la pared a la luz de la arista. 3h 45 min, no está nada mal.  Pero la verdad es que las condiciones eran inmejorables… No podía haber salido mejor. Picamos algo, contemplando las ya familiares vistas. El paisaje es soberbio, pero en la zonas bajas apenas hay nieve…

Descendemos por el col de Gabietús (2935 m). Aquí también la huella está hecha, pero la inclinación del terreno y la nieve helada hacen que el terreno esté delicado. Nos hemos juntado muchas cordadas, salidas de la cara  N y de las goulottes. La falta de nieve ha transformado lo que suele ser una cómoda rampa en un largo de hielo y mixto bastante vertical. Hay un rappel montado, pero hay que esperar, y ahí esperamos cosa de una hora. No nos quejamos, pues el rappel es largo, de 50 m, y no llegaría con nuestra única cuerda…

La última bajada por las desoladas pistas se hace pesada, pero en fin, volvemos felices, satisfechos por la jornada, pensando cual podría ser la siguiente actividad. ¿El cercano Gabietús? ¡Ah! ¡Qué bueno sería volver al couloir de Gaube! Pero parece difícil que la cascada de salida vuelva a formarse tras el retroceso glaciar. En fin, ya veremos…

A las 17:30, tras 10 h 45 min y 1500 m de desnivel, volvemos al coche, donde Gontzal nos espera amodorrado. Como suele decir Juan, una bella jornada pirenaica en compañía de Pablo y con el apoyo de Gontzal, y un buen comienzo de temporada. Y las botas genial. Ojalá siga así.

Taillon (3144 m) cara Norte, AD sup, 50-55º, 700 m

Patxi Aiaratik

 

Bajo la pared


Hacia el col de Bujaruelo

La cordada de arriba



 
Decidimos sacar la cuerda













En el descenso. Al fondo las goulottes

Llegando al rappel

Destrepe delicado al rappel

Y por fin el rappel



Pista de hielo




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