domingo, 24 de agosto de 2025

EN TIERRAS DEL CONDOR 6 Huayna Potosí, 1

 

 

El cementerio de Milluni, bajo el Huayna

La verja abollada, rastro del intento de golpe de Zúñiga

EN TIERRAS DEL CONDOR 6

Huayna Potosí, tiempos revueltos. 1

 

Tiempos revueltos en el altiplano. Se percibe el descontento, salen a la luz pugnas soterradas. Al parecer, el coste de la vida se ha disparado, y hay escasez de combustible, sobre todo de gasoil. Ya hemos podido apreciar la dimensión de las colas de camiones en las escasas gasolineras.

Fruto de una política depredadora, primero a cargo de la metrópoli y después por parte de las élites locales, se da la paradoja de que siendo Bolivia un país productor de petróleo y gas, no disponga de ninguna refinería. Se ve pues obligada a exportar el crudo (barato) para después importarlo refinado (y mucho más caro), a través de las fronteras de vecinos con los que no se lleva nada bien, como es el caso de Chile. En este país en el que la presencia del ferrocarril es anecdótica (las escasas líneas existentes fueron privatizadas y después desmanteladas en las sucesivas asonadas militares del siglo XX), todo, absolutamente todo debe ser transportado por carretera (o pista). El poderoso gremio de los camioneros lleva ya tiempo exigiendo al gobierno soluciones para el abastecimiento de combustible a precios razonables. Y hoy es el día. Los camioneros han bloqueado los accesos a La Paz como medida de presión.

Pero hay más. Es fácil constatar leyendo los titulares de la prensa y los afiches callejeros que las aguas están revueltas también en la política. No han pasado dos meses desde un oscuro intento de golpe de estado perpetrado por el jefe del ejército, un tal Zúñiga. La verja de entrada a la sede del gobierno aun muestra las marcas del impacto con una tanqueta.

Todo indica que la aplastante mayoría social y política del MAS (Movimiento al Socialismo) se está resquebrajando. Su llegada al poder en 2005 significó un gran paso adelante para la dignificación y la normalización de la población indígena, mayoritaria en el país. Coincidiendo con unos años en los que los precios del gas marcaban máximos, Evo Morales nacionalizó la riqueza minera y gasística del país, anteriormente privatizada y en manos extranjeras, y reinvirtió los beneficios en políticas sociales: alfabetización, sanidad, infraestructuras… Todos nuestros interlocutores coinciden en reconocer y atribuir a Evo Morales el mérito de este paso adelante.

Tras gobernar durante tres legislaturas Evo Morales tuvo que huir del país por un amago de golpe militar y acusaciones de fraude en las elecciones de 2019. Finalmente, en las siguientes elecciones (2020) se impuso de nuevo el MAS, esta vez liderado por Lucho Arce, antiguo ministro de economía de Morales. Entre tanto Evo Morales ha sido inhabilitado como candidato y hay una acusación de corrupción de menores en su contra (Habría tenido un hijo con una chica de las juventudes del MAS cuando ésta contaba con 15 años). La situación económica se ha deteriorado y la popularidad de Arce, a quien se culpa de todos los males, está por los suelos.

De cara a las elecciones de 2025, Evo Morales insiste en postularse como candidato y se dice perseguido por el actual gobierno (de su partido, el MAS) y por los jueces. ¿Por qué será que en Latinoamérica salvo excepciones todos los líderes tienden a perpetuarse en el poder? Muchos personas  recuerdan con cariño y nostalgia a Evo, pero hay también quien le achaca no saber apartarse a tiempo.

La ruptura del MAS, el cisma entre Morales y Arce es cada vez más evidente. Los puentes parecen haberse roto, y a menudo grupos en apoyo de uno u otro se concentran y manifiestan en Plaza Murillo, frente a las sedes de Gobierno y Parlamento. Día sí día también los vemos, grupos de indígenas, líderes de sus comunidades, vestidos con sus mejores galas, con el rostro serio y el verbo florido y apasionado.

Por su parte, los partidos tradicionales, en manos de las élites económicas blancas, asisten asombrados y regocijados al suicidio del MAS y al cambio de ciclo que se avecina.

El 17 de agosto del 2025 se celebraron las elecciones presidenciales. Evo Morales llamó al voto nulo. El MAS se desplomó hasta el 3%, tras haber obtenido más del  60% en los anteriores comicios. Otro candidato indigenista y de izquierdas, Andrónico Rodriguez, sumó un 8 %.

Son dos los candidatos que pasan a la 2ª vuelta. El primero es Rodrigo Paz (32%), que se define como centrista, hijo del expresidente Jaime Paz Zamora, y sobrino nieto del expresidente Victor Paz Estenssoro. Y el segundo es Jorge Quiroga, que  tras trabajar para IBM ejerció de joven promesa como vicepresidente tecnócrata en el último gobierno del dictador Hugo Banzer del 1997 al 2001, y le sucedió en la presidencia a su muerte hasta 2002. Jugó un papel importante en el amago de golpe del 2019 que se saldó con la renuncia de Morales y su exilio en Mexico.

Las élites económicas criollas que han detentado durante toda la historia de Bolivia el poder político vuelven a recuperarlo.  El tiempo nos dirá en qué queda todo esto, pero pinta mal.

……………

Las aguas bajan revueltas. El bloqueo de los camioneros nos obliga a retrasar un día el retorno a la montaña. Sin embargo, nuestro chofer, Orlando, no pierde el tiempo y consigue esquivar el bloqueo para llevar a los amigos argentinos de vuelta al Condoriri, a cambio de una generosa suma. ¡Suerte Ramiro y Luca, y cuidado con la altura!

La verdad es que tras las “vacaciones” en el Titicaca  ya hay ganas de guerra. Para esta salida nos planteamos como objetivo el Huayna Potosí (6088 m), para poner a prueba nuestra aclimatación. El Huayna es el más sencillo de los nevados de la Cordillera Real que pasan de 6000 m. Todas las agencias de la calle Sagarnaga lo ofertan a sus clientes, y dada su cercanía a La Paz parece ser una montaña muy transitada, sin más dificultad que su altura.

Pero ojeando guías y artículos antes de cruzar el charco, se quedó grabada en mi memoria la imagen de una línea directa a través de un blanco lienzo de inclinación uniforme, pronunciada pero no excesiva… Una línea hermosa en una vistosa vertiente, con la belleza de las clásicas: la directa francesa a la cima Sur del Huayna Potosí.

Volvemos al altiplano, recorremos en furgoneta las mismas pistas, pues el Huayna se halla cercano al macizo del Condoriri, y al Chacaltaya que fue nuestra primera excursión. En un momento dado, cambiamos de dirección y empezamos a ascender mientras a nuestra izquierda vamos sobrepasando varias lagunas, algunas considerables, que ocupan lo que antaño fuera el lecho de un glaciar. Dominadas por la mole de roca y sobre todo hielo del Huayna, algunas de las lagunas muestran irisaciones de color, que hacen juego a los cambios de luz y a los variados tonos minerales de las colinas.

Pero el colorido es engañoso y tóxico. Se debe a los productos químicos usados para la extracción del mineral. Estamos en una zona tradicionalmente minera y aquí no se andan con chiquitas. Se extrae el mineral a costa de envenenar las aguas valle abajo.

Poco más adelante, hallamos más muestras de un pasado minero que arrastra sus cicatrices hasta el presente: el cementerio de Milluni. Una aglomeración de tumbas anónimas, a menudo en forma de pequeñas casas, entre las que aparecen algunas velas a medio consumir.

Es creencia generalizada entre la población indígena del altiplano la existencia de genios o espíritus tutelares, como los apus y achachillas de los nevados y las colinas. Pero también existían o existen en el inframundo, y son especialmente venerados por las comunidades mineras. En la actualidad, su denominación aymará originaria se ha perdido, y de modo genérico se les conoce como “el Tío”. Tras siglos de cristianización y sincretismo, su aspecto es el clásico de un diablo. Pero su carácter no es maligno, sino ambivalente. Puede tanto dar como quitar, al igual que la misma mina. En todas las minas en activo, en lo profundo de alguna galería, en un rincón reposa la tosca imagen del Tío, a la que se le ofrenda alcohol, dinero, cigarrillos… para evitar accidentes y encontrar mineral. Hay que tener al Tío de tu parte y satisfecho, pues en este mundo subterráneo de peligro, oscuridad y asfixia de él dependen la riqueza o la muerte.

En 1965 las minas de Milluni estaban en plena actividad. Se extraía allí estaño, wolframio y níquel. Eran los tiempos de la dictadura militar de René Barrientos Ortuño, y el gobierno decidió privatizar la mina y venderla a capitales privados extranjeros. Los mineros, organizados en sindicatos y con una ya larga tradición de resistencia a las dictaduras, se alzaron en huelga. El gobierno, muy molesto además por la existencia en Milluni de una emisora de radio “subversiva” que emitía a nivel nacional, amenazó con enviar al ejército. Pero los mineros no se achantaron. No es lo mismo una huelga de maestros que una de mineros. Los minero tienen dinamita…

El 24 de mayo de 1965 los soldados de Barrientos, apoyados por tanques y aviación arroyaron la resistencia minera y se produjo la masacre. No se conoce el número exacto de muertos, pero se sabe que cayeron tanto hombres como mujeres y niños, pues los mineros vivían con sus familias, que participaron en la lucha. Tras la masacre se produjeron más muertes entre los supervivientes, por heridas, enfermedades o simple miseria. Y son todas esas tumbas las que vemos ahora bajo las nieves del Huayna. Tumbas anónimas pero en las que pequeños detalles permiten distinguir quién era hombre, quién mujer, quién niño, nos cuenta Orlando.

La dureza de la represión estimuló la solidaridad, y fueron más las minas que se sumaron a la huelga. Finalmente, el gobierno renunció a sus planes. Pero el daño ya estaba hecho. El Tío debió asquearse ante tanta sangre que desde la superficie se infiltraba en sus galerías, y se marchó. El mineral dejó de aparecer, y hoy en día la mina está prácticamente abandonada. Solo permanecen las tumbas, amontonadas junto a la pista como si de un poblado se tratara. En lo alto, el nevado, y por debajo las lagunas, alguna mostrando todavía el colorido de su toxicidad. A saber cuantas décadas necesitará la tierra nutricia, la Pachamama, para filtrar, reabsorber y neutralizar esos venenos.

Patxi Aiaratik

 

La Paz

Comiendo en "La Vizcaha errante

El paraíso de los electricistas



Huayna Sur, cara E. Por ahí va la directa francesa


Lo que queda de la mina Milluni


Lagunas contaminadas



Arte político: pinturas del Museo Nacional de Arte, La Paz



El Tío, instalación del Museo Nacional en la Feria del Libro

En la feria del libro de La Paz

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