domingo, 23 de junio de 2024

PRIMAVERA SOLITARIA, 2. Gran Diagonal.

 

 



PRIMAVERA SOLITARIA, 2.

Gran Diagonal, Peña Telera.

 

Varios años ya sin visitar Telera.

 Temporada tras temporada las mismas piadas se repiten, diferentes cordadas recorren los mismos itinerarios de siempre y los reseñan una y otra vez. En lo que va de invierno ya han aparecido tres o cuatro piadas del Mari Jose, del Maribel, de la Diagonal… Las cordadas más inseguras, las menos experimentadas o sencillamente las que van a tiro fijo se apuntan a la fiesta, y el resultado a veces se traduce en masificación y colas.

La temporada finalmente no está siendo tan mala para el alpinismo. ¡Incluso está siendo buena para el esquí! Unas nevadas más bien tardías han dejado el Pirineo bien cargado a partir de los 2000 ó 2100 m. Pasan unos días, ¿habrá transformado la nieve? Ya va siendo hora de probar mis nuevas botas.

Como tantas veces en el pasado, e imagino que en el futuro visto el panorama, no encuentro compañero. Los que están libres prefieren “despedir” la temporada de travesía con una buena esquiada. A mí me atrae más aprovechar las condiciones ascendiendo con los crampones algún corredor o vertiente, no demasiado duro ya que iré solo. No me como mucho la cabeza. Regresaré a Telera, a ver cómo andan las cosas por allí, y me acercaré a la Gran Diagonal.

Noche solitaria en el cobertizo de Oliván. La mochila ya está hecha. Desayuno rápido y en marcha para Piedrafita de Jaca. A eso de las 6:00 empiezo a patear por la pista a la luz de la frontal.

Pronto amanece, una vez más asisto al hermoso espectáculo que los roquedos de la Sierra Partacua ofrecen al ir inflamándose de luz. Se tiñen de rojo sangre al recibir las aguzadas flechas del sol. A finales de abril la nieve ya se ha retirado bastante, y la aproximación es cómoda por pista, prados y pedreras. Poco a poco la luz va inundando y destacando los relieves, entre los cuales destaca poderoso el Pilar de los Navarros. ¡Qué recuerdos!

Flanqueo el ibón de Piedrafita en dirección al gigantesco cono de deyección que da acceso a la Gran Diagonal. Delante de mí, dos o tres grupos. ¡Espero que no vayamos todos al mismo sitio!

A los 2100 m de altura,  la nieve hace acto de presencia y recubre la pedrera de acceso al corredor. Un poco antes, me he cruzado con una pareja de franceses. Al chico se le han olvidado las gafas de sol y se dan la vuelta. Una pena, pues la mañana está preciosa y las condiciones son óptimas. La nieve está dura y la huella hecha.

Desde este punto, la visión de la Gran Diagonal es espectacular, una estética línea blanca que se va estrechando a medida que asciende, sobre todo en su segunda mitad. Es una de las claves para comprender la orografía de la pared. Si en lugar de la Diagonal continuamos recto, el nevero se interrumpe pero la fractura continúa en el roquedo y se prolonga hasta la misma cima de Peña Telera: es el Diedro Central, reputado y comprometido. Junto a él, se desvía en su inicio una línea helada que luego sigue en diagonal a la derecha. Es la Senda de los Cuervos, hermosa y severa línea de hielo y mixto que ya ha sido escalada un par de veces a inicios de temporada. Una de esas líneas efímeras y duras que no siempre se dejan ver (este año estaba bastante escasa) y a las que uno siempre presta atención, aunque a veces pienso que ya se me ha pasado el arroz, más aun viendo lo difícil que es encontrar compañeros. A estas alturas de temporada, toda la parte superior aparece seca.

Más a la derecha, el inmenso cono se bifurca y aparecen los desvíos de las archirepetidas Mari Jose y Maribel, hermosas ambas y de dificultad media. ¡Dichosos aquellos que logran escalarlas en soledad, imposible  al parecer los fines de semana! Se cuenta en antiguos legajos y venerables cronicones que más a la izquierda, encima del ibón, existió una exigente y preciosa línea helada de nombre Watade, al amparo del Pilar de los Navarros. Tal vez no sea más que una leyenda, pues hace años que no se sabe nada de ella.

Por encima de mí, en la Gran Diagonal se ven dos cordadas. Voy a buen paso, las botas nuevas no me molestan y los crampones muerden bien. Alcanzo a la primera de ellas poco antes del primer resalte, donde guardo los bastones y preparo los piolets. En este terreno ellos van a largos así que me resulta sencillo adelantarles. Unos metros a 50-55º y luego la pendiente disminuye, pero ya el ambiente es claramente de corredor, y la perspectiva se ve limitada por las paredes laterales de roca.

En el 2º resalte alcanzo a la 2ª cordada, un trío liderado por una chica. No encontraré más gente en la vía. Supero el tercer resalte y alcanzo el pequeño hombro junto al gendarme-cuerno característico. Aquí ya pega el sol, pero la nieve está aun dura y segura. Otro resalte y llego a una pequeña brecha en la salida del corredor.

Poderoso contraste entre las nevadas rampas huidizas de la umbría y las doradas pedreras y repisas de la solana. Pico algo, me quito los crampones. Una pareja de quebrantahuesos gira con el viento, también aquí. Sin crampones ni piolet alcanzo la cima de Peña Telera (2764 m) sin problemas con un poco de cuidado en los neveros. Algunas cornisas ofrecen un hermoso espectáculo. Desciendo en dirección al corredor de la Z siguiendo hitos, pero al final me extravío y tengo que destrepar un poco. En la salida del Maribel saludo a una cordada francesa, y enseguida estoy en el arranque de los ya conocidos rápeles.

La Gran Diagonal es un corredor sencillo, de iniciación, y en estas condiciones no requiere más material que piolet, crampones y un poco de experiencia. Pero para bajar por el corredor de la Z hace falta una cuerda de 60 m, y además estoy porteando un poco de material. Nunca se sabe y todo es entrenamiento. Son 4 rápeles de 30 m, no todos en la vertical pero en fin, no hay más que seguir las huellas para localizar los tinglados.

Al final del 2º rappel hay un hermoso murito de hielo. Nunca he ascendido por aquí, podría ser una alternativa para otra solitaria. Bastante más abajo, terminados los rápeles, alcanzo a otra cordada que viene del Mari Jose, y me ponen al tanto de las novedades. Ayer sábado, subieron a vivaquear al ibon de Piedrafita. No paraban de bajar cordadas a lo largo de la tarde e incluso de la noche. Debieron de montarse buenos atasco en los resaltes de los corredores, así como en los rápeles de bajada. Es más, a punto de oscurecer un helicóptero hizo tres viajes para recoger gente. ¿Un accidente?

Más noticias. El parking de Lacuniacha es ahora de pago: 3 € la jornada y 5 € si se pernocta en furgo o autocaravana.  La verdad es que no me parece mal que los vecinos saquen algún beneficio del mogollón de visitantes. Pues a medida que me alejo de los paredones y corredores de Telera camino del ibon y del valle, voy cruzando un número creciente de caminantes y senderistas que parecen desparramarse por los numerosos senderos balizados. Cuando llego al parking, mi sorpresa es mayúscula. Esta madrugada apenas había media docena de coches, ahora dos de los extensos parkings instalados en las praderas junto a Lacuniacha están repletos, y el tercero a medias…

En el parking inferior una caseta hace las veces de chiringuito a la vez que controla y cobra el parking. La mujer a  cargo enseguida me localiza, pero me deja tranquilo mientras me quito los trastos y me cambio de ropa. Después me informa con detalle sobre los “rescates” de la víspera. Un par de cordadas “enriscadas” que no encontraban los rápeles. ¿Acaso no llevarían frontal? Así que llamaron al helicóptero, que los recogió y los bajó hasta el ibón. La salida de helicóptero cuesta unos buenos miles de euros, y los “enriscados” rescatados no tenían ninguna lesión. Sin comentarios.

La buena señora me va contando mientras a veces somos interrumpidos por paseantes a los que de buen grado informa sobre la dificultad y duración de los paseos. Desde luego, estoy impresionado por la cantidad de gente que hay, y que sigue llegando pese a que ya son las 15:00. Le pregunto a la señora si hay posibilidad de tomar un café en Piedrafita, y me responde que no… El refugio ya cerró, solo queda el albergue de arriba, que no funciona como bar. Pero me tranquiliza: en quince días ella misma abrirá un bar restaurante. No todo está perdido.

Tras 9 h de pateo y 1350 m de desnivel por una sencilla pero bonita vía, regreso a casa cansado pero más que satisfecho. La montaña luce hermosa sus galas primaverales, y eso que el pico de floración está aún por llegar. Gracias a los dioses por el momento la soledad no me pesa pues mi espíritu se ve colmado por la belleza que me rodea, y mi atención se ve absorta por las tareas de la acción contemplativa, a ratos inmersa y concentrada, a ratos dispersa y panorámica. No he vuelto a casa y ya estoy pensando en volver al Piri. Por desgracia habrá que esperar, una potente borrasca llega con el puente del uno de mayo. Pero estaré preparado, y ya tengo un par de ideas en mente.

Peña Telera, 2764 m, Gran Diagonal, 600 m, AD

Patxi Aiaratik

 






























 

 

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