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En la base de "Lluvia de asteroides" |
ESCAPADA SUREÑA 3ª y FINAL
El Chorro, Lluvia de asteroides y Valentin day
Ayer en la pared divisábamos lejos a nuestra derecha un par de cordadas en lo que parecía ser una vía muy larga y de aspecto atractivo. Ya al atardecer preguntamos en la taberna, y resulta que anda por aquí uno de los aperturistas históricos del lugar, un tío de nuestra edad que puede informarnos.
Pues sí, se trata de “Lluvia de asteroides”, una vía larga, bonita y equipada que surca toda la pared y de la que se desciende andando, bajando por un collado.
Curioso el hombre este, y sobre todo la cuadrilla que le acompaña. Negros casi de tan morenos, acento muy pero que muy cerrado, aspecto muy tirado; el contraste con los abundantes y aseados escaladores guiris, que son mayoría, (aunque tampoco podamos decir que haya mogollón) es muy llamativo.
Cae la tarde, disfrutamos del último café y cigarro en la terraza del bar. Turistas y pateadores se preparan para coger el tren que les llevará de vuelta a Málaga. Un familiar tufillo a marihuana se extiende a partir del corrillo que forman los únicos escaladores locales. Uno de ellos no calla, está venga a hablar de su viajes de escalada al Sudeste asiático, y sobre todo de los negocios que sus amigos tienen allí, y de las oportunidades de negocio en Tailandia y más allá. Oyéndole cualquiera pensaría en un bróker (con mucho acento), pero su aspecto es más bien el de un sin techo. De cruzarme con esa cuadrilla en un callejón oscuro y estrecho, el pobre y pálido vasquito que soy se cagaría de miedo…
¿Dónde nos situamos nosotros a todo esto? ¿Cómo se nos percibirá? Ni tan guiris como los guiris, ni tan locales como “Navajita Plateá” y sus amigos. Perseveramos en una forma de ir a la montaña que prácticamente ha desaparecido, a medio camino entre los sin-techo y los escaladores deportivos de furgoneta y ducha diaria. Sobre todo ahora que para la inmensa mayoría la escalada es algo que nada tiene que ver con la montaña…
Total, al día siguiente recorremos entre el pinar la marcha de aproximación, un poco más larga que la de ayer, y nos plantamos en la base de Lluvia de Asteroides. El primer muro ofrece un aspecto soberbio: son cuatro largos bastante verticales y con una roca buenísima, con una dificultad de entre V y V sup, lo más duro de la vía.
La escalada responde a nuestras expectativas por su belleza. Avanzamos muy rápido, a veces uniendo largos y saltándonos seguros pues la dificultad es muy asequible, y casi sin darnos cuenta llegamos al final de la vía, una especie de hombro en la pared, tras 250 m de escalada.
Pero según ascendíamos, hemos ojeado otra vía que continuaba aun más arriba. Un largo de arista desequipado nos conduce a la nueva línea, “Fanatic@s”, y a partir de ahí la seguimos en otros dos largos y un ensemble, que nos conducen, ahora sí, hasta casi la cima de las Paredes Frontales. En total, 380 m de agradable y gozosa cabalgada.
Regresamos al coche, pasando junto a interesantes sectores de deportiva ocupados casi exclusivamente por guiris. Tras picar algo conducimos hasta Málaga para abusar de la hospitalidad de Edu y Sonia. Por fin podré desembarazarme de todos los cachivaches para Laponia que casi ocupaban la mitad del maletero.
Una buena cena, charleta agradable, y a la mañana nos despedimos de nuestros anfitriones. A media mañana estamos de nuevo en el Chorro, con la intención de recorrer una última vía antes de regresar a casa. Cambiamos de sector, y elegimos la más larga del lugar, “Valentin day”. Son cuatro largos, uno de ellos de 6ª que me parece mantenido y peleón. Como nos sabe un poco a poco, la aderezamos con un par de bordillos cortos.
Y al fin nos ponemos en marcha, abandonamos el Caminito del Rey y sus restricciones y ponemos rumbo al Norte.
Pasamos el desvío para Bobastro, las ruinas del que fuera solar y centro de la rebelión anticalifal de Omar ben Hafsun, que pude visitar hace cinco años con Edu y Marian. Cimientos de edificaciones, restos de murallas, y lo más visible, cisternas, tumbas y los espectaculares restos de la iglesia excavada en la roca son lo que queda de una revuelta que se mantuvo viva dos generaciones. Otra historia más de luchas entre centro y periferias y magnífico ejemplo de gatopardismo, de ese destruirlo todo para que no cambie nada.
La historia de Ben Hafsun me recuerda a la de los Qasius, vascones romanizados señores de Tudela en tiempo de los godos, que se islamizarían y transformarían en los Banu Qasi tras la llegada del islam. Lo que haga falta para mantenerse en el poder, sin que eso signifique renunciar a las antiguas ambiciones y lealtades. Así, los veremos combatir junto a sus parientes vascones cristianizados contra las huestes de Carlomagno en Roncesvalles, para vengar el saqueo de Iruña.
Del mismo modo, Omar ben Hafsun, de noble linaje godo islamizado, señor de un pequeño territorio montañoso y rural sometido a la presión creciente de un califato que estaba llegando a su apogeo, se alzará en armas contra Córdoba, y para conseguir aliados lo mismo se declarará vasallo del califa Fatimí de Egipto (chiita, contra el califa sunita de Córdoba), que se hará bautizar. Al final, muerto Omar, todo será inútil. Pero durante 40 años su innegable genio militar y su magnetismo personal lo convirtieron en la más grande amenaza al Califato.
Rumbo al norte, muy al norte… Laponia espera.
“Lluvia de asteroides” – “Fanátik@s”, 380 m, 12 largos, V/Vsup
“Valentin day”, 100 m, 4 largos, Vsup/6ª
Patxi Aiaratik
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