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L´essuie-glace, 4º largo |
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GAVARNIE, OTRA VEZ
1. Freezante, enero del 23
A finales de enero un frente frío tiñe de blanco las tierras del Norte. Según vuelvo de pasar varios días en Sevilla, ¡me encuentro Ayala bajo la nieve! Las temperaturas caen un montón, y a oídos de Gontzal, que siempre está al quite, llegan nuevas de actividad en Gavarnie. Así que allí nos plantamos.
La previsión no es del todo buena: nubes, posibles nevadas y frío, mucho frío. No nos quejaremos, pues gracias a este intenso golpe de frío se formarán rápidamente las cascadas de hielo que luego se mantendrán durante todo febrero. Pero si hay que resumir en una sola palabra esta primera salida al hielo, la elegida sería el frío. Frío que convierte al hielo en una materia dura y quebradiza, más difícil tanto para progresar como para protegerse. Frío al escalar, y sobre todo en las reuniones. Frío que rápidamente congelará mi cuerda, mojada en el 2º largo, dejándola como un cable y complicando las maniobras. Frío que dejará fuera de combate las baterías tanto de mi móvil como de mi cámara. Menos 9ºC en el parking a las 7:00, que en el circo equivaldrían por lo menos a unos -12 o 13ºC.
Una vez allí, las líneas de hielo aun se muestran escuálidas. Una cordada se dirige hacia Fluido, cuya columna está sin formar. Nosotros avanzamos penosamente en cuanto dejamos la huella hacia Freezante.
Hay días en que todo va como la seda, y otros en que todo se complica. Pese al hielo estalladizo, escalo cómodo el primer largo, buscando el terreno más sencillo y metiendo seguros como si no hubiera mañana hasta llegar a la reunión. Apenas me da tiempo a meter un tornillo y autoasegurarme, cuando la reacción al frío de mi mano izquierda me deja grogui. ¡Hacía años que no sentía tanto dolor! Pronto llega Gontzal. Escala con el plumífero puesto, por razones obvias. Al quitárselo para continuar en cabeza, deja caer sus guantes de repuesto. Uno queda a la vista, en la base, pero el otro no aparece.
En el 2º largo, en un tramo de hielo más plástico y húmedo mi cuerda se empapa y congela. Hace no tanto aun era hidrófuga… Saliendo del tercer largo, en un tramo de hielo bastante tumbado, noto algo raro: se me ha salido el crampón de la puntera de la bota. Apoyo el peso del cuerpo en la otra bota, y hay que joderse, que también se me sale… ¿Tal vez están las punteras demasiado gastadas?
Llega Gontzal a la reunión, sin llegar a calentar el cuerpo. Nos quedan dos largos, y aun hay tiempo de sobra. Pero por otro lado hace un frío de carallo, el tiempo está revuelto y empieza a nevar. Decidimos bajarnos.
En lugar de tirar hacia los ráppeles, Gontzal propone bajar por la vía para recuperar el guante, por si se ha quedado en alguna repisa. Así podemos practicar la técnica de la “lunule sec”, rappelar con la cuerda pasada directamente por un abalakov, sin necesidad de abandonar cordinos. Llegamos abajo, sí, y Gontzal recupera sus guantes, pero sinceramente yo no recomendaría esta técnica…
Al día siguiente, las nubes bajas y el tiempo revuelto se mantienen, así que remoloneamos en la cama un poco más que de costumbre. Finalmente, a eso de las 9:00 salimos en dirección a Barèges. Dejamos el coche pasado el pueblo a cota 1330 m, y Gontzal me guía a uno de los lugares a los que acostumbra a ir cuando el riesgo de aludes o el mal tiempo impiden subir a las alturas: le Fôret d´Ayre. Terminamos la excursión a los 2060 m, en la estación de llegada de un antiguo teleférico. El cielo se abre un momento, mostrándonos hermosas vistas de La Glère, los Pics d´Espades y el Néouvielle. Ahora solo queda bajar de nuevo entre la niebla, en buena parte por las pistas de la estación, y al final por nieve difícil, profunda y costrosa, hasta llegar de nuevo a la carretera.
2. L´essuie-glace, marzo del 23
Pues sí, parece mentira pero todavía me es posible recorrer alguna línea nueva en Gavarnie. Las condiciones para la escalada en hielo serán buenas durante todo febrero, y Gontzal y Carles no faltarán a su cita semanal. Recorrerán así Fluido, L´eau lá e incluso volverán a repetir Thanatos. Yo aprovecharé esas semanas para regresar con Txingu a zonas que llevaban años sin formarse en condiciones. Lo hacemos entre semana, para evitar las multitudes que se amontonan en Gavarnie, y ni así… Pero ya en marzo, a punto de marchar a Finlandia, consciente de que para mí la temporada de alpinismo se termina, Gontzal y Carlos me llevan de nuevo al circo para la última salida de la temporada.
Durante el viaje no paran de rememorar la escalada de Thanatos, que les ha dejado una poderosa huella. Está claro que es una vía de otra categoría: por belleza, dificultad y continuidad está por encima de las demás. ¡Qué buenos! Perece ser que hace unos días, Remy Thivel la ha subido sin cuerda en poco menos de 40 minutos. En fin…
Este finde, mis machacas compañeros quieren escalar Crac-Crac. A mí me da igual. Me basta con estar invitado a la fiesta. En este último mes las líneas heladas han ido engrosando, y el circo se ve precioso. Hay ya cordadas prácticamente bajo todas las líneas en condiciones, que son muchas. La temperatura es agradable, pero por desgracia hace pocos días una nevada ha cargado bastante las rampas de salida de las cascadas, además de cubrir sus zonas más tumbadas.
Una cordada ha entrado a Crac-Crac. Esperamos un buen rato. Son tres y nos parece que se pasan de lentos… Así que cambiamos de objetivo y nos dirigimos a la línea de la derecha, L´essuie-glace. Arranca por un muro bien formado hasta un nevero más tumbado, pero la perspectiva nos impide ver el final del largo. Luego, sí que parece seguir bien formada hasta su salida, 300 m más arriba.
Carlos se prepara, supera el primer muro y desaparece. La cuerda sigue corriendo, pero luego se para. Continúa de nuevo muy lentamente, vuelve a pararse largo rato. La cuerda está casi agotada, ¿estará montando reunión? Avisamos al compañero, pero no responde. Pasa otro largo rato. Y por fin nos llama: reunión.
Poco después, tengo a la vista la 2ª mitad del largo. Una chimenea sin apenas hielo, tapizada en su fondo con nieve, que va poniéndose más y más vertical, hasta casi desplomar. Algún bloque empotrado. El lienzo izquierdo de la chimenea, tapizado por una ligera capa de verglas, apenas dos cm a veces. Muchos metros sin posibilidad de asegurarse.
Ascendemos por la chimenea hasta que se pone demasiado tiesa, y luego seguimos arañando el fino hielo, con la cuerda bien tensa. Es tan escaso que da miedo que al golpearlo se despegue… Carlos ha tenido que subir en mixto por la chimenea desplomada, gancheando en los bloques empotrados, y luego salir en travesía por la zona de verglass hasta llegar a terreno con hielo suficiente como para montar reunión. Un largo muy, pero que muy expuesto. Sudores fríos…
Por suerte, la continuación de la cascada está bien formada, y ofrece hermosos muros helados de dificultad más abordable. La inclinación va decreciendo con la altura, y mis compañeros me reservan los dos últimos largos, los más fáciles. Una hermosa manera de despedirse del Circo y de la temporada, pues la próxima semana las temperaturas subirán tanto que en todas partes las cascadas colapsarán.
Pero aun no han terminado los momentos de seriedad. En Gavarnie ninguna ascensión es anodina y vanal, aunque a veces así lo parezca. Nos queda un largo tramo a recorrer para alcanzar los ráppeles, cortando en horizontal la pendiente cargada de nieve y tal vez avalanchosa. Carlos se ocupa de abrir huella, hundiéndose hasta la rodilla, y nosotros seguimos por separado dejando entre nosotros una prudencial distancia, mientras miramos para arriba de reojo.
Atravesamos por fin la zona más peligrosa y llegamos a los ráppeles de Fluido. Aquí tampoco hay huella, es extraño. Carlos de nuevo se adelanta y destrepa el embudo helado. El tinglado de rappel está oculto bajo la nieve durísima, compactada por un alud. Vuelve a subir, y continuamos hasta los rappeles del Panneau Central. Además, otra cordada nos sigue, así que si hubiera atascos de cuerda estaríamos cubiertos. Ya podemos relajarnos. Pero es extraño que la cordada de Crac-Crac no aparezca.
La tarde va cayendo, disminuye la luz. Desde la vira intermedia localizo una silueta en la salida de Crac-Crac, común a la nuestra. Por fin. Y ya pueden espabilar si quieren rappelar con luz. Otra cordada tardía también está saliendo por Freezante. Llegamos a la base de la pared, recogemos las mochilas y volvemos. Desde el Hotel del Cirque divisamos los destellos de las frontales de las cordadas que rappelan. Aquí hay más luz, pero llegaremos al coche casi a oscuras.
Según nos cambiamos, aparece una furgo. Es una cuadrilla preocupada, que nos pregunta si hemos visto a alguien en Freezante. Intentamos tranquilizarles, ya han salido, les hemos visto rappelando… Pero no parecen muy convencidos.
Luego se nos acerca otro chaval al que hemos adelantado en la bajada, y nos pregunta si Gavarnie es siempre “así de mítico”. Nunca había estado allí. Pues sí, chaval, sí. Gavarnie, cuando se forma, siempre es así de severo y soberbio. Y me siento afortunado por las horas allí vivida, las aventuras, los sudores y los horrores allí compartidos con tantos compañeros de cordada.
L´essuie-glace, 300 m, 5.
Patxi Aiaratik
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Llamando a las puertas del paraíso... |
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Un tramo muy pero que muy expo. |
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Carlos en el 2º largo |
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Gontzal, largo 3º |
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4º largo |
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Flanqueo peligroso |
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Por fin a salvo |
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