HISTORIAS DE ESCALADA: TÓRRIDO VERANO 14 Midi d´Ossau, Cara Norte por la Fourche, la salida perfecta.

En el largo de IV sup de la vira.

UN LARGO Y TÓRRIDO VERANO … 14

Midi d´Ossau, Cara Norte por la Fourche, la salida perfecta.

Felices tras la salida perfecta.

Una última escapada antes de terminar agosto, y las vacaciones para mis compañeros. Una salida largo tiempo pospuesta, y largamente merecida. Para empezar por Juan Antonio, con quien intentamos compartir al menos una escapada por año, pero por distintas razones llevábamos sin vernos desde antes de la pandemia. Y también por nosotros, pues llevábamos cierto tiempo sin progresar en “las Cien Mejores del Piri”, y más nos vale espabilar.

Siempre es agradable volver al Midi. Para nosotros supone un regreso, no solo a la historia del pirineísmo, con sus buenas y bellas vías que han marcado varias épocas, sino incluso un retorno a nuestras raíces como pirineístas. A estas alturas, incluso sin ir a escalar, es un placer pasear la mirada por sus distintas vertientes y tratar de situar las vías antaño recorridas. Allí, las “escaleras grises” de la Sudeste Clásica, allá el diedro de la Thomas, o los espolones del Grand y el Petit Pic, el tajo del corredor Pombie-Suzon, y cómo no, el pilar de Embarradère. En su momento fue un placer darle la vuelta a la montaña en un agradable trek de dos días, y espero poder rodearla alguna otra vez, calzando los esquís de travesía.

Teníamos pendiente la Cara Norte por la Fourche, atravesando esa vira que corta el lóbrego y vertical circo de Embarradère. No tenía grandes expectativas hacia este recorrido, en un terreno fronterizo entre la trepada y la escalada. Por supuesto, si aparece en “Las Cien”, seguro que valía la pena. Ahora, una vez realizada, tengo que admitir que esta fue una de esas salidas perfectas.

Todos los factores se combinaron para ello. La compañía y la alegría del reencuentro, la vía en sí, hermosa y lógica pese a su aparente tortuosidad. La roca, sólida y segura en prácticamente todo el recorrido, y por último, el ritmo y la eficacia de nuestra cordada, al haber optado por la estrategia adecuada.

Fue un hermoso día en una maravillosa montaña, que nos permitió escudriñar sus repliegues más recónditos, protegiéndonos con su sombra de los calores de la sempiterna ola de calor. La cara Norte por la Fourche es una ascensión bonita y espectacular que inteligentemente encuentra un camino sencillo a través de los abismos de la cara Norte. Una auténtica “vía regia” que estoy seguro que volveré a repetir.

Para un escalador, sus dificultades son muy asequibles, apenas un largo de IV sup y un par de tramos quizás de IV. De hecho, recorreremos la vía en zapatillas, y solo me pondré las bailarinas para el largo clave de la vira de Embarradère. En este tramo, en lugar de tirar por el fondo de la vira siguiendo una chimenea cutre y poco atractiva, la vía discurre por la pared de la derecha, por un terreno evidente para el que tenga un poco de vista. Tres pitones, y algún friend que metamos, protegen este largo, que en 30 o 40 m conduce a una reunión con dos pitones, ya muy cerca de la Fourche.

El resto de la vía lo recorreremos en una serie de largos “ensembles”, hasta que la falta de material o los cambios en la trayectoria de la vía nos obliguen a montar reunión. Juan condujo tres o cuatro de estos ensembles hasta la vira de Embarradère, y yo otros tantos hasta la cima. Llevaremos 8 espreses largos, abundantes cintas, fisus, aliens y friens hasta el camelot 3 sin repetir, y una sola cuerda, además de dos mochilas pequeñas. Esta ligereza contribuirá a que toda la actividad fuera fluida y bien rodada.

Una hora y media para la aproximación (justo antes de la 2ª brecha tras el Col de Suzon) y 4h y media para la ascensión, así que para las 14:00 estamos ya picando algo en la cima del Midi. La bajada nos llevará algo más de tiempo, debido a los habituales atascos en las chimeneas de la normal, pero para las 17:15 estamos de nuevo en Pombie recogiendo el material de vivac, y una hora después en el coche.

Y así nos despedimos una vez más del Midi d´Ossau tras una jornada feliz y sin sobresaltos, ascendiendo por la vertiente más salvaje y solitaria de la montaña. Imagino que volveré. Y ya estoy imaginándome recorriéndola en invierno…

Patxi Aiaratik